viernes, 15 de enero de 2016

La excelencia en el trabajo



El éxito no se produce por casualidad. La diferencia entre las personas que ofrecen resultados positivos y las que no, no es un golpe de suerte afortunado. Existen unos patrones de acción coherentes y lógicos, unos caminos determinados hacia la excelencia, y están al alcance de todos. Sencillamente, hay que aprender a poner en marcha y utilizar nuestra mente y nuestro cuerpo de la forma más poderosa y provechosa.



Estos son los siete mecanismos activadores básicos que pueden garantizar el éxito:



  1. LA PASIÓN: La pasión es la consecuencia de descubrir una razón que consume, casi obsesiona, y mueve la voluntad dando energía, impulsando a obrar, a progresar y a destacar.  Es la locomotora que tira del tren del éxito poniendo en juego las  más hondas capacidades. Es la pasión lo que hace que un jugador siga lanzándose todavía en plancha, cuando llega a la segunda base, como si fuese un recién seleccionado en su primer partido de primera división de béisbol. Es la pasión lo que impulsa a los investigadores en informática que invierten años en crear una innovación capaz de llevar a hombres y mujeres al espacio y hacerles regresar sanos y salvos. Por pasión, uno madruga y trabaja hasta altas horas de la noche. Pasión es lo que quiere hallar la gente en sus relaciones; la pasión da vigor a la existencia y le confiere savia y sentido. La pasión nos mueve a ser y hacer algo grande.



  1. LA FE: Son las creencias lo que distingue principalmente a quienes destacan en algo grande de quienes fracasan, ya que nuestra fe en lo que somos y quienes podemos llegar a ser determina con bastante exactitud quienes seremos. Creer en nuestras capacidades conocidas o desconocidas y no reducirnos a nuestros límites. Si creemos en la magia, tendremos una vida mágica; si creemos que en la vida predominan las limitaciones, nos habremos puesto límites muy reales. Lo posible es aquello que nosotros creamos verdadero, asequible y real.



Muchas personas tienen la pasión, pero al haberse reducido a unos límites estrechos en virtud de lo que creen ser ellas mismas, y de cómo valoran sus posibilidades, nunca llegan a emprender las acciones que les permitirían convertir sus sueños en realidades.



La pasión, la fe, se combinan para dar el ‘combustible’ el impulso que lleva a la excelencia. Pero no basta con el impulso, como tampoco no basta cargar combustible un cohete y enviarlo a ciegas hacia los cielos. Además de esa fuerza, se necesita un sentido, una noción inteligente de progresión lógica. Para dar en nuestro blanco necesitamos también el siguiente rasgo.



  1.  LA ESTRATEGIA: La estrategia es la manera de organizar los recursos. Tener en cuenta qué se necesita aprender, a quién conviene conocer y lo que debe hacerse, permite que el potencial se desarrolle al máximo. Todo gran artista del espectáculo, política, padre de familia o patrono sabe que para triunfar no basta con los recursos; es preciso utilizarlos del modo más eficaz. Buscar una estrategia equivale a admitir que el talento y la ambición, por sobresalientes que sean, siempre necesitan encontrar un camino bien orientado. Uno puede abrir una puerta derribándola, o descubrir que no estaba echada la llave. En definitiva se trata de rentabilizar esfuerzos.



  1. LA CLARIDAD DE VALORES: El amor, la libertad, la solidaridad, la tolerancia... son valores que determinan nuestra forma de actuar. Son juicios fundamentales de orden ético, moral y práctico que formulamos acerca de lo que realmente importa. Los valores son sistemas de creencias que nos sirven especialmente para juzgar lo que está bien y lo que está mal en nuestras vidas; son nuestros juicios acerca de lo que vale la pena. Muchas personas no tienen una noción clara de lo que es importante para ellas. A menudo los individuos hacen cosas por las que luego se sienten descontentos de sí mismos, sencillamente porque no tiene claro lo que inconscientemente creen que está bien para ellos y para los demás.

Las personas con valores claros poseen un gran sentido de lo que  fundamentalmente les importa en realidad. Tienen un sentido de quienes son y de por qué hacen lo que hacen.



Todos estos rasgos se alimentan e influyen mutuamente. ¿Tiene la pasión algo que ver con las creencias? Si, naturalmente. Cuanto más convencidos se está de que se puede realizar algo, más recursos, por lo general, se está dispuesto a invertir en su consecución. Ahora bien,¡basta la fe, por sí sola, para alcanzar la excelencia? Es un buen comienzo, pero si un persona confía en ver salir el sol y replantea como estrategia para alcanzar ese objetivo la de echar a correr hacia el oeste, es probable que choque con algunas dificultades.



Y las estrategias para el triunfo, ¿se ven afectadas en algún sentido por nuestros valores? Desde luego. En el supuesto de que la estrategia planteada exigiese hacer cosas contrarias a las creencias sobre lo que está bien o mal para la  vida de la persona, no funcionará, por bien concebida que estuviese. En estos casos, el problema estará en un conflicto interno entre los valores individuales y la estrategia seguida para alcanzar el éxito.

De la misma manera, las cuatro cosas que hemos considerado hasta aquí son indispensables del rasgo número cinco.



  1.  LA ENERGÍA: La energía puede ser la entrega total y jubilosa. Tiene que ver con el dinamismo y la vitalidad. A la excelencia difícilmente se llega paseando a ritmo demasiado sosegado. Es apoderarse de las oportunidades y darlas forma. Vivir siendo consciente de las maravillosas ocasiones de cada día, convencido de que lo único que no le sobra a nadie es el tiempo. El triunfo a lo grande es inseparable de la energía física, intelectual y psíquica que se necesita para sacar el máximo provecho de nuestras posibilidades.



  1. PODER DE ADHESIÓN: La capacidad de adhesión es un talento que permite conectar y establecer relaciones con las demás personas, cualesquiera que sean sus orígenes sociales y sus creencias. No digo que no pueda darse a veces un genio solitario, inventor de algo capaz de cambiar el mundo; pero si el genio se pasa toda la vida en confinamiento solitario, habrá triunfado en un aspecto pero fracasado en otros muchos.

Es la cualidad de crear lazos que le unen con millones de contemporáneos. Pero el mayor triunfo no sucede en los escenarios del mundo, sino en los repliegues íntimos del corazón.



  1. MAESTRÍA EN LAS COMUNICACIONES: La capacidad de trasmitir una visión, una búsqueda, una alegría o una misión. El modo en que nos comunicamos con otros, y el modo en que nos comunicamos con nosotros mismos, determinan en el último término la calidad de nuestra vida. Las personas que tienen éxito son las que han aprendido a aceptar cualquier desafío que les presente la vida y a comunicar esa experiencia, de tal manera que logran cambiar las cosas a mejor. Las personas que no se resignan ante las adversidades de la vida y no las suman como limitaciones sino como una oportunidad para crecer. La comunicación es el puente capaz de vencer separaciones, construcción de nuevos caminos y difusión de nuevas visiones.    

A. Robbins

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