viernes, 15 de enero de 2016

La excelencia en el trabajo



El éxito no se produce por casualidad. La diferencia entre las personas que ofrecen resultados positivos y las que no, no es un golpe de suerte afortunado. Existen unos patrones de acción coherentes y lógicos, unos caminos determinados hacia la excelencia, y están al alcance de todos. Sencillamente, hay que aprender a poner en marcha y utilizar nuestra mente y nuestro cuerpo de la forma más poderosa y provechosa.



Estos son los siete mecanismos activadores básicos que pueden garantizar el éxito:



  1. LA PASIÓN: La pasión es la consecuencia de descubrir una razón que consume, casi obsesiona, y mueve la voluntad dando energía, impulsando a obrar, a progresar y a destacar.  Es la locomotora que tira del tren del éxito poniendo en juego las  más hondas capacidades. Es la pasión lo que hace que un jugador siga lanzándose todavía en plancha, cuando llega a la segunda base, como si fuese un recién seleccionado en su primer partido de primera división de béisbol. Es la pasión lo que impulsa a los investigadores en informática que invierten años en crear una innovación capaz de llevar a hombres y mujeres al espacio y hacerles regresar sanos y salvos. Por pasión, uno madruga y trabaja hasta altas horas de la noche. Pasión es lo que quiere hallar la gente en sus relaciones; la pasión da vigor a la existencia y le confiere savia y sentido. La pasión nos mueve a ser y hacer algo grande.

miércoles, 13 de enero de 2016

Los seis pilares de la autoestima



¿Qué debe hacer una persona para crear y mantener su autoestima alta? ¿Qué debemos aprender para poder disfrutar de nuestra autoestima? Estas seis prácticas son la clave para potenciarla. Trabajarlas es la mejor forma de ayudarse a uno mismo.
Para desarrollar una autoestima sóli­da, hay una serie de prácticas a las que asigno una importancia crucial. Son "Los seis pilares de la autoestima":
-      Vivir conscientemente
-      Aceptarse a uno mismo
-      Responsabilizarse de uno mismo
-      Tener seguridad en uno mismo
-      Vivir con propósito
-      Vivir con integridad
Una vez que comprendamos en qué con­sisten estas prácticas, podremos iniciarlas en nosotros mismos. A partir de mi trabajo con numerosas personas para ayudarles a fomentar su eficacia personal y su respeto por sí mismas, he identificado las cuestio­nes que estimo fundamentales. No he en­contrado otras de importancia comparable, por lo que las he convertido en la columna vertebral de mi idea de crecimiento.

domingo, 10 de enero de 2016

Las mentiras de los niños



El aprendizaje social de la mentira se insinúa en el ánimo del niño merced a la incoherencia existente entre los valores que normalmente le inculcan los adultos y esas manifestaciones con las que contradicen con la práctica lo que teóricamente proclaman. Así ocurre cuando el padre no se recata de jactarse ante el niño del último «negocio» con que acaba de engañar a los clientes, porque «no se puede perder dinero»...
De este modo se institucionaliza la inautenticidad y se justifica la hipocresía que tantas veces se oculta bajo el eufemismo de muchas expresiones adultas, como cuando llaman «hacer el amor» a lo que es puro egoísmo, «interrupción del embarazo» a lo que es un aborto intencionado, obrar «por motivos personales» a los que son motivos inconfesables... De este modo aprende el niño a llamar blanco a lo negro y negro a lo blanco, a mentir.
Si queremos prevenir al niño contra la mentira, tendremos que crear en torno a él un clima de autenticidad y veracidad, en el cual lo más importante sea la conducta honesta, coherente y libre de hipocresías; un clima en el que se sienta plenamente aceptado, libre de opresiones autoritarias que le obligan a defenderse y refugiarse en la doblez y el engaño.

viernes, 8 de enero de 2016

La importancia de cuidar la autoestima

La autoestima es el concepto que tenemos de nuestra valía y se basa en todos los pensamientos, sentimientos, sensaciones y experiencias que sobre nosotros mismos hemos ido recogiendo durante nuestra vida.

La autoestima significa saber que eres valioso y digno de ser amado. Valioso porque el niño es capaz de resolver algunas situaciones con éxito y por lo tanto puede estar a la altura de los demás, y digno de ser amado porque se trata de una persona y por lo tanto tiene derecho a ser amada de manera incondicional, es decir, sabe que está rodeada de personas a las que realmente les importa.

El autoconcepto y la autoestima juegan un importante papel en la vida de las personas. Tener un autoconcepto y una autoestima positivos es de la mayor importancia para la vida personal, profesional y social. El autoconcepto favorece el sentido de la propia identidad, constituye un marco de referencia desde el que interpretar la realidad externa y las propias experiencias, influye en el rendimiento, condiciona las expectativas y la motivación y contribuye a la salud y equilibrio psíquicos.

Gloria Marsellach Umbert, en su artículo "La autoestima", marca las pautas para que la persona sea el mejor amigo de sí mismo. Para ello debe concederse:

  1. Aceptación: hay que identificar y aceptar nuestras cualidades y defectos.
  2. Ayuda: debemos planear objetivos realistas.
  3. Tiempo: hay que sacar tiempo regularmente para estar solos con nuestros pensamientos y sentimientos. Debemos aprender a disfrutar de nuestra propia compañía.
  4. Credibilidad: prestemos atención a nuestros pensamientos y sentimientos. Hagamos aquello que nos hace sentir felices y satisfechos.
  5. Ánimos: tomemos una actitud de "puedo hacerlo".
  6. Respeto: no tratemos de ser alguien más. Hay que estar orgullosos de ser quien somos.
  7. Aprecio: hay que premiarse por los logros, los pequeños y los grandes. Recordemos que las experiencias son únicamente nuestras. ¡Disfrutémoslas!
  8. Amor: aprendamos a querer a la persona tan única que somos. Aceptemos nuestros éxitos y fallos.

jueves, 7 de enero de 2016

Educar en la asertividad




Hemos tenido ocasión de consultar muchos artículos y manuales sobre el tema de la asertividad (Ver: "Entrenamiento asertivo"). Es verdad que en la sociedad actual con tantas rivalidades y tensiones interpersonales nos vemos obligados a poner en juego, cada vez más, las técnicas de asertividad que conocemos a través de nuestras lecturas o cursos que hayamos podido hacer.
Pero estos conocimientos sobre las actitudes asertivas hay que transmitirlas y en el caso de los padres, deben saber enseñar a sus hijos a ser asertivos.

Qué es la asertividadEn primer lugar debemos recordar el concepto de asertividad. OlgaA Castanyer, en su libro "La asertividad: expresión de una sana autoestima" [Ed. Desclée de Brouwer, 6ª edición, 1997], lo define de forma sencilla como la capacidad de autoafirmar los propios derechos, sin dejarse manipular y sin manipular a los demás. La persona asertiva conoce sus propios derechos y los defiende, respeta a los demás, por lo que no piensa ganar en una disputa o conflicto sino que busca de forma positiva los acuerdos.
1.-Sabe decir "NO" o mostrar su postura hacia algo:
Manifiesta su propia postura ante un tema, petición, demanda.
Expresa un razonamiento para explicar/justificar su postura, sentimientos, petición.
Expresa comprensión hacia las posturas, sentimientos, demandas del otro.
2.-Sabe pedir favores y reaccionar ante un ataque:
Expresa la presencia de un problema que le parezca debe ser modificado.
Sabe pedir cuando es necesario.
Pide clarificaciones si hay algo que no tiene claro.
3.-Sabe expresar sentimientos:
Expresa gratitud, afecto, admiración...
Expresa insatisfacción, dolor, desconcierto...

En pocas palabras podemos decir que la persona asertiva:

Una vez que hemos recordado estas premisas nos toca ahora ver cómo hacemos para trasladar estos conocimientos a los hijos que como sabemos, están en formación y requieren nuestra atención y cuidados.
Sabemos que nuestros defectos y virtudes son fruto de las experiencias y mensajes que en su día nos transmitieron los mayores que nos rodeaban y ahora somos nosotros quienes tenemos la responsabilidad, la obligación de influir en los más pequeños y educarlos según los patrones de conducta más adecuados y entre ellos está el de ser asertivos. La asertividad se aprende, no es innata. Se aprende con la práctica y debemos reconocer que es una obligación moral enseñarles a saber estar y comportarse tanto con los iguales como con los adultos.

Estilos de comunicación familiares



Vamos a revisar los diferentes estilos de comunicación[1] que pueden darse en familias:
·     Un modo convencional, sociable, cotidiano, rutinario, donde los miembros de la familia se relacionan para manejar realidades superficiales, en las que nadie entra en los sentimientos de los demás, se tocan “cosas”, pero no se tocan para nada sentimientos. En la pareja, por ejemplo, se tocan físicamente los cuerpos, pero no se tocan los afectos, los sentimientos, las emociones.
·    Un modo directivo, persuasivo, condescendiente, cerrado, donde hay un diálogo manipulativo, ya que se busca por muchos procedimientos lo que uno pretende. No se asoma uno a los sentimientos de los otros, sino que se contemplan los que a uno le agradan y en función de ello se toman decisiones que afectan a los demás.
·     Un sistema especulativo, intelectual y reflexivo, en donde existe un mayor deseo por entrar en el mundo del otro, aunque persista el temor a entrar en el de los sentimientos. Se habla, se razona, se dan explicaciones, se busca la fría razón y la lógica. Hay un intento de acercamiento, aunque tímido, se abre una puerta hacia lo confidencial, pero fácilmente queda bloqueada por el peso de lo racional.
·     Por último se puede dar un sistema abierto, auto-revelador, y auto-responsable, donde hay apertura y compromiso de lo que cada uno tiene dentro de sí mismo. Se revela y manifiesta algo del interior, se compromete a expresar los sentimientos. Hay un verdadero contacto con el sentimiento de los otros desde la profundidad y el riesgo de expresar los sentimientos propios. Se respeta el mundo emotivo de los demás.
Alcanzar este nivel de comunicación, en el que me pueda abrir así delante de mis padres, de mis hermanos o de mis hijos, requiere que en mi familia exista un gran nivel de confianza. Sin la confianza es imposible que me muestre ante ti sin ningún tipo de máscaras, que me haga vulnerable. Por todo, ello resulta esencial trabajar en el núcleo familiar la confianza y por lo tanto el respeto.
Gabriel Calvo (1993) nos dice que la confianza mutua es el camino para llegar a la unidad. Y nos detalla en qué consiste la confianza:
·       Una mutua apertura de la vida íntima.
·       Una habilidad para compartir el propio “yo”.
·       Creer y esperar en el otro.
·       Una disponibilidad para compartir tiempo con el otro, a pesar de dificultades               internas y sobre todo externas.
·       Una costumbre de comunicar al otro las cosas sin importancia del día a día.
·       Una mutua honradez para relacionarse el uno con el otro sin máscaras, mentiras o        ambigüedades.
·       Un dar y recibir recíprocos y sin reservas o cálculos egoístas.
·       Un trato mutuo, sencillo y transparente.

Y ¿Cómo desarrollar la confianza mutua?
·       No exigiéndola, sino proponiéndola el uno al otro.
·       Poniendo en común las propias vivencias.
·       Haciendo cosas los dos juntos. ¿Cuántas cosas o actividades compartes con tu hijo,     o con tu padre o madre?
·       Para que el otro sea tu buen amigo, tú tienes que procurar ser su buen amigo. Es   decir, ser amable, cortes, atento, delicado, y bondadoso. Ante las dificultades             recordar el consejo de San Juan de la Cruz: “donde no hay amor pon amor y                 encontrarás amor”.
·       Da prioridad a la relación. No desentenderos el uno del otro, ni de sus                       necesidades, ni de sus dificultades, ni de sus problemas ni de sus deseos, ni de sus       preocupaciones. Amar al otro como a uno mismo.
·       Ser siempre abiertos, sinceros y transparentes el uno con el otro. Es decir,             comunicarse las vivencias y experiencias personales, los sentimientos positivos, y         negativos, las preocupaciones, las necesidades, y las decisiones importantes.
·       Respetad la intimidad de cada uno. No controlar. Aceptar las decisiones y opciones   personales. Permitir que el otro satisfaga sus deseos. Facilitar la relación con otras       personas.
·       Dejar que el otro sea él/ella mismo/a. Aceptar la personalidad de cada uno, su           temperamento, su carácter, sus peculiaridades. No sentirse amenazados si las             opiniones y gustos personales no coinciden. No pretender dominar. No exigir.
·       Reconocer, elogiar, estimular. Ser agradecidos. Reconocer lo positivo. Olvidar lo       negativo. Ser tolerantes con los defectos y faltas. Dar siempre ánimos y aliento.
·       Estar siempre dispuestos a dar y recibir. Dar con generosidad y alegría. Recibir         con sencillez y humildad. Proponer no imponer.
·       Ser leales. Ser fieles. Estar al lado de vuestro/a,  novio/a, marido/mujer, hijo/a,       hermano/a, padre madre....  Tanto en los momentos buenos como en los malos, en     los alegres como en los tristes.

Si poco a poco vamos trabajando estos aspectos dentro de nuestra familia, veremos como progresivamente se van estableciendo las bases para llegar a un nivel de comunicación cumbre, en donde sea cotidiano y fácil comunicarse en sentimientos.


Equipo de FSH

 


[1] José Antonio Ríos González: Manual de Orientación Familiar. Instituto de Ciencias del Hombre 1.994 pp:82-84.



martes, 5 de enero de 2016

Niños mentirosos, como corregirles


Por lo general, los niños comienzan a mentir a partir de los seis años, pues para que la mentira exista realmente es imprescindible que se produzca una cierta intencionalidad moral y ésta no surge hasta esa edad o quizá un poco más tarde.


Antes de dicha edad los niños tienden a fantasear pero el problema surge cuando esa actitud se convierte en un hábito y la mentira se instala en sus vidas como algo rutinario. A partir de los siete años las mentiras suelen estar ya vinculadas a otros factores, como, por ejemplo la necesidad de mantener la autoestima. En estos casos, el niño suele engañar, simplemente, para hacer frente a su inseguridad. Es decir: para quedar bien delante de sus compañeros y provocar su admiración.


Otras veces la mentira es el resultado de la imitación del comportamiento de los adultos. A menudo, casi sin darnos cuenta, mentimos delante de nuestros hijos en cosas que consideramos banales ("dile que no estoy..."). Y es que en esto -como en todo- nuestro ejemplo es fundamental, sobre todo en periodos del desarrollo en que los niños son "esponjas" que absorben todo.


A veces también los chicos de seis o siete años pueden mentir con el único fin de llamar la atención. Puede que nuestro hijo, por ejemplo, sea de los que simula de vez en cuando que le duele algo o que tiene algún problema grave... En efecto, los chicos pueden sentirse poco queridos o valorados en casa y eso les lleva a reclamar más atención de las formas más insospechadas.

lunes, 4 de enero de 2016

Abuso sexual en niños: Educando a los padres

Señores padres de familia, les pido que lean con calma este escrito, el tema como ven no es nada agradable, pero es muy útil, y debemos de tener conocimiento de ello.

¿Que tan común es el abuso sexual en los niños?
El abuso sexual en niños es reportado cada día en forma más frecuente. En los E.U. son reportados por arriba de 80,000 veces por año, pero al parecer. El número de abusos no reportados es mayor. En un artículo aparecido en el periódico el Universal, fechado 9 de febrero del presente año y de la ciudad de Caracas, Venezuela, dice, que éste problemas han aumentado drásticamente en los últimos 20 años. Y que en la actualidad 3 de cada 10 niños son víctimas de abuso sexual. Refieren que a mediados de los años 70, la incidencia no superaba el 10%, ubicándose en 20% a fines de los 80 y finalmente en 30% en los años recientes. Pero no solo la situación ha cambiado en términos de número de afectados, sino también en su edad, hace 20 años la mayoría de los niños abusados tenían entre 12 a 14 años, y ahora, el promedio de edad oscila entre los 0 y 3 años. Otras estadísticas mencionan con respecto a la edad, que una tercera parte son menores de 6 años, el otro tercio tienen entre 6 y  12 años, y el tercio restante se encuentra entre los 16 a 18 años de edad. Brownw (1986) dice que uno de cada cuatro niños y una de cada tres niñas tienen algún tipo de experiencia sexual con adultos. En España una de cada cinco mujeres afirma haber sufrido abuso sexual en la infancia. Master y Johnson (1987) calculan que un 4% de la población vive situaciones de incesto entre hermanos y un 0.5% entre padre e hija.

¿Estará su niño en riesgo de ser abusado sexualmente?
El abuso sexual de niños puede ocurrir dentro de la familia, por su padre, padrastro, hermano u otro pariente (tíos, abuelos, novios de las madres); o fuera del hogar, por un amigo, vecino, niñero/a (cuidador), profesor, entrenador o molestador oportunista. En la actualidad el mismo riesgo de ser agredido sexualmente lo tienen las niñas o los niños. Existen evidencias de que el agresor siempre es mayor que sus víctimas. Y la finalidad del abuso es la gratificación sexual de la persona de mayor edad. Es frecuente que el incesto (agresión sexual por algún familiar), se repita con las sucesivas hijas. Los culpables son, el 99% de las veces varones; las mujeres suelen perpetrar estos abusos más a menudo en guarderías y escuelas. La incidencia en padrastros es aproximadamente cinco veces superior a la observada en padres biológicos.
Creencias erróneas sobre el abuso sexual en menores:
1. Algunos dicen que no son frecuentes o no existen.

2. Los agresores son enfermos sexuales, Pero, la realidad es que el abuso sexual se comete por sujetos aparentemente normales.